Vivimos rodeados de dashboards. Cuadros de mando con colores, barras, porcentajes, filtros y gráficos que prometen claridad… pero que muchas veces generan más ruido que foco.
En el mundo de la selección, esto es especialmente crítico, ya que un buen dashboard no es solo un resumen visual: es una herramienta que debe ayudar a consultores y clientes a entender el estado del proceso, detectar cuellos de botella y tomar decisiones mejores y más rápidas.
Pero, ¿cómo se construye un dashboard que realmente aporte valor? ¿Qué debe mostrar? ¿Para quién? ¿Con qué frecuencia? ¿Qué decisiones tiene que permitir?
En este artículo, exploramos las claves para diseñar dashboards útiles tanto para quienes ejecutan (consultores) como para quienes deciden (clientes).
Todo dashboard debe empezar con una pregunta estratégica: ¿qué necesita saber la persona que lo va a usar para actuar mejor? Sin esta claridad de propósito, corremos el riesgo de construir un panel bonito… pero irrelevante.
El dashboard de un consultor no debe parecerse al de un cliente. Y el de un cliente de selección puntual no debe parecerse al de un cliente con varios procesos abiertos o SLA firmados.
La primera decisión no es qué herramienta usar, sino para quién es este dashboard y qué decisiones queremos facilitar.
El consultor necesita visión operativa. Su dashboard debe actuar como un panel de control de los procesos activos. Estas son algunas métricas clave que sí aportan valor en el día a día:
Número de procesos activos y su estado (en búsqueda, con entrevistas agendadas, shortlist entregada, etc.)
Tiempo medio de cobertura por tipo de posición
% de ratio de presentación a entrevista (de candidatos enviados a cliente, cuántos llegan a fase de entrevista)
Candidatos en cada fase por proceso (búsqueda, contacto, entrevista interna, entrevista con cliente, oferta, cierre)
Alertas de procesos estancados o sin avances en X días
Motivos de descarte más frecuentes
Este dashboard debe responder preguntas como:
¿Dónde estoy invirtiendo más esfuerzo?
¿Qué procesos van más lentos?
¿Qué perfiles están funcionando peor?
¿Dónde necesito priorizar hoy?
Cuanto más ayuda el dashboard a ordenar el foco, más valor tiene.
El cliente, en cambio, no necesita todos los detalles del proceso. Lo que busca es confianza y visibilidad.
Quiere saber que su proceso avanza, que se está cuidando bien el mercado, y que no hay bloqueos sin detectar. Un buen dashboard para cliente incluye:
Estado general del proceso (etapa actual, fecha de inicio, SLA o previsión de cierre)
Nº de candidatos evaluados y en qué fases están
% de descartes y motivos generales (salario, skills, ajuste cultural)
Ratio de candidatos presentados vs entrevistados
Tiempos medios de respuesta en cada fase
Tendencias del mercado detectadas durante el proceso (si las hay)
Este dashboard debe ayudar al cliente a responder:
¿Estamos avanzando al ritmo previsto?
¿Está funcionando bien la propuesta?
¿Dónde puede haber un freno?
¿Hay algo que debamos ajustar como empresa?
Y sobre todo: ¿tengo la información que necesito para confiar?
¿Por dónde empezar? Aquí tienes ideas prácticas para construir dashboards que realmente ayuden a decidir, no solo a informar.
Un buen dashboard no lo muestra todo, muestra lo que importa para decidir o actuar. El exceso de métricas confunde, así que es mejor elegir bien qué indicadores responden a las preguntas clave de cada usuario.
Aunque la fuente de datos sea la misma, el diseño no debería serlo. El dashboard del consultor puede incluir detalles operativos, históricos o alertas internas. El del cliente debe ser más sintético, visual y orientado a hitos del proceso, no a tareas diarias.
La utilidad de un dashboard también depende de cuándo se consulta y para qué. Hay dashboards que se consultan a diario, otros que se presentan en reuniones semanales o quincenales. Define bien el ritmo de uso para no sobrecargar con información que no se va a leer.
Un gráfico bonito no es mejor que una tabla si lo que necesito es comparar. Las visualizaciones deben facilitar patrones, tendencias o alertas. Evita los "pasteles de colores" si no están respondiendo a nada relevante.
Un dashboard no debe reemplazar al juicio. Siempre que puedas, acompaña los datos de una interpretación breve o una recomendación. No basta con mostrar un 12% de conversión: hay que decir si está dentro de lo esperado o si requiere una acción correctiva.
Una vez claras las claves, toca elegir con qué herramientas trabajar. Estas son algunas de las más útiles para crear dashboards eficaces y fáciles de mantener:
Power BI: ideal para organizaciones que ya usan Microsoft. Potente y con buenas opciones de automatización.
Tableau: robusto, visualmente atractivo y muy flexible para grandes volúmenes de datos.
Notion + Databases: útil para dashboards internos rápidos y colaborativos.
Airtable + Interfaces: opción híbrida entre base de datos y dashboard interactivo para procesos en tiempo real.
La elección dependerá del volumen de procesos, nivel de personalización y recursos internos disponibles.
Los dashboards son herramientas que, bien diseñadas, pueden mejorar la calidad de las decisiones, reducir el desgaste operativo y fortalecer la confianza del cliente en el proceso, convirtiendo los datos en guía, y la información en acción.
Como en cualquier disciplina basada en relaciones, la transparencia es una ventaja competitiva. Y un buen dashboard es el mejor aliado para que esa transparencia sea útil, eficiente y estratégica.

@All rights reserved by Timtul Technologies & Pi del Campo. 2018
Comentarios