Un año más, ICSA Grupo, empresa que forma parte de la red de AEBYS, ha publicado su estudio de Evolución Salarial.
La presente edición, realizada con la colaboración de EADA Business School, analiza cómo han evolucionado las retribuciones desde el 2007, el año en el que se considera que comenzó la gran crisis financiera.
Así mismo, analiza cuáles han sido las retribuciones medias de las 3 grandes categorías (directivos, mandos intermedios y empleados) y su relación con el coste de la vida y el crecimiento del PIB nacional.
El salario medio bruto de los empleados españoles se situó en 2022 en 24.269 euros, el de los mandos intermedios en 44.778 y el de los directivos en 85.531, lo que representa un aumento de un 3,71, un 5,99 y un 3,4%, respectivamente comparado con 2021.
Sin embargo, la inflación registrada deja sin apenas efecto las mejoras salariales registradas.
En la presentación del informe, Ernesto Poveda, presidente de ICSA Grupo aseguró que “en 16 ediciones del informe es la primera vez que todas las categorías aumentan su remuneración aunque la descontrolada inflación desluzca estas mejoras. En este sentido, no podemos asumir el elevadísimo incremento de la inflación en un único ejercicio”. En cuanto al modelo retributivo, Poveda insiste en avanzar “abandonando los incrementos salariales lineales y haciendo una apuesta real por los aumentos flexibles”.
Por su parte, el Dr. Jordi Assens, profesor de EADA Business School, reconoce que “optar por una subida de sueldos al mismo ritmo que la inflación, lejos de aliviar la pérdida de poder adquisitivo, habría provocado con toda probabilidad, una espiral inflacionista”.
Tanto Poveda como Assens coinciden en que la única manera razonable y sostenible de obtener una mejor compensación “es ligándola a la productividad”.
El sector industrial, seguido del financiero, lidera los sueldos de los empleados. El comercio y el turismo, dos de los sectores más afectados por la pandemia no consiguen desprenderse de la categoría de peor remunerados de nuestro país.
En el caso de los empleados y tal como muestra el gráfico, Madrid lidera los sueldos con una retribución media de 25.747, seguida de Cataluña con 24.815 y Navarra con 24.627.
A continuación, compartimos contigo el artículo que ha escrito Ernesto Poveda, en relación a los resultados de este estudio:
En un ecosistema económico y social en el que ya estamos plenamente inmersos, en el que la globalización juega un papel muy importante, las respuestas a los problemas que estamos sufriendo en materia salarial no pueden ir en la línea de las soluciones tradicionales aplicadas hasta ahora.
El rebrote inflacionista que estamos sufriendo, en consecuencia de los cambios inesperados y disruptivos desarrollados en el ecosistema económico-social global - la guerra en Ucrania, la falta de suministros y la competencia agresiva entre los dos grandes bloques del PIB mundial, China y Estados Unidos -, hace que estemos viviendo una situación en la que la incertidumbre sea la principal protagonista.
Esto está provocando la aparición de respuestas oportunistas/populistas que tratan de aprovecharse del momento, que ya de por sí es complejo.
Poniendo el foco en el objetivo de la presente reflexión, delante de un incremento relevante de la inflación como hacía décadas que no se veía, no es aconsejable aplicar viejas soluciones de incrementos lineales sobre los salarios, ya que su aplicación tendría un efecto multiplicador que, lejos de solucionar la situación de la pérdida de poder adquisitivo, favorecería su continuidad, entrando, de hecho, en una espiral inflacionista con consecuencias imprevisibles.
Por este motivo, considero vital un acuerdo entre los agentes sociales (patronales y sindicatos) que haga posible un nuevo marco de actualización de las rentas salariales, cambiando a un modelo que propicie la productividad y el incremento de la competitividad de las organizaciones, facilitando así el refuerzo de las empresas y su propia supervivencia.
En concreto, este marco debería reflejar tres aspectos críticos:
El primero, la imposibilidad de renovar los salarios de forma recurrente de acuerdo a la inflación y de una sola vez.
El segundo, la conveniencia de periodificar la recuperación del poder adquisitivo en diversos ejercicios.
Y, el tercero, que los incrementos lineales se minimicen y se complementen con modelos retributivos que tengan como objetivo la motivación y, sobre todo, la fijación de unos sueldos que tengan correlación con el aumento de la productividad de las organizaciones, su estabilidad y su crecimiento sostenible.
Ciertamente, delante de nuevas circunstancias necesitamos nuevas soluciones. La alternativa continuista, definitivamente, no resulta nada aconsejable.
Puedes leer el artículo original (en catalán) aquí.
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