El edadismo, o discriminación por motivos de edad, es una realidad que afecta a diversos aspectos de nuestra vida, y el ámbito laboral no es la excepción.
Este fenómeno puede influir significativamente en la selección de talento, generando desafíos tanto para los candidatos y candidatas como para las empresas. Pero, ¿cómo podemos identificar y mitigar estos problemas?
Uno de los principales obstáculos es la presencia de prejuicios y estereotipos. Muchas veces, se asume que los trabajadores mayores son menos adaptables, menos competentes en tecnología o más propensos a problemas de salud.
Estos estereotipos no solo son injustos, sino que también impiden a las empresas acceder a un pool de talento más amplio.
Además, el edadismo también tiene un impacto negativo en la diversidad y la innovación.
Y es que una fuerza laboral diversa, que incluya personas de diferentes edades, enriquece el entorno de trabajo gracias a su amplio crisol de perspectivas y experiencias, lo cual es crucial para impulsar la creatividad.
Sin emabargo, aunque existen leyes contra la discriminación por edad, la implementación y cumplimiento de estas normativas es inconsistente, haciendo que las prácticas edadistas persistan en muchos procesos de contratación y promoción.
Afortunadamente, existen varias estrategias que las empresas pueden adoptar para combatir el edadismo en la selección de talento.
Para no caer en la trampa del edadismo, es vital que los responsables de contratación y los equipos de recursos humanos reciban formación sobre sesgos inconscientes. Es decir, hacernos conscientes de nuestros propios prejuicios.
Esto se puede conseguir de diversas maneras, por ejemplo, con talleres de sensibilización o formación continua en diversidad e inclusión.
Sin duda, implementar evaluaciones objetivas centradas en las habilidades y competencias específicas del puesto, en lugar de en la edad o la experiencia pasada, ayuda a garantizar que se seleccionen a los candidatos mejor cualificados, independientemente de su año de nacimiento.
Las pruebas técnicas, las entrevistas por competencias, o el método BEI son buenos recursos para una selección más objetiva.
Toda prevención empieza desde la base. Es decir, las empresas deben mostrar un compromiso real en evitar situaciones injustas. Y el primer paso es fomentando una cultura organizacional que valore la diversidad y la inclusión, y que ésta se refleje en todas sus prácticas, desde las políticas internas hasta los procesos de selección.
Otra buena práctica es fomentar iniciativas que faciliten la interacción y el trabajo conjunto entre empleados de diferentes edades ayuda a romper estereotipos y construir un entorno de respeto y cooperación.
Por ejemplo, a través de programas de mentoría, mentoría inversa, o creando equipos de trabajo multigeneracionales.
“Trabajarás en un ambiente joven y dinámico”. Te suena, ¿verdad?
Revisar y modificar las descripciones de puestos y los anuncios de empleo para asegurarse de que no contienen lenguaje que pueda desalentar a candidatos mayores también es un paso necesario para evitar el edadismo.
La inspiración es un buen motor para cambiar las percepciones sobre el envejecimiento en el trabajo.
En este sentido, compartir historias de empleados mayores que han tenido éxito en la organización sirven de ejemplo para derribar mitos y demostrar el valor que estos trabajadores aportan a la organización.
¿Te has planteado alguna vez qué ventajas hay en un equipo formado por personas de diferentes edades?
Uno de los beneficios más evidentes es que los empleados más mayores aportan una vasta experiencia y conocimiento acumulado a lo largo de sus carreras. Esta riqueza es muy útil para la resolución de problemas, la toma de decisiones y la transmisión de habilidades prácticas y estratégicas a otros miembros del equipo.
Además, tienden a ser más fieles y muestran una notable estabilidad y lealtad hacia la empresa. Una constancia que ayuda a disminuir la rotación de personal, reduciendo así los costes relacionados con la contratación y formación de nuevos empleados.
Por otro lado, su lealtad contribuye a crear un ambiente laboral más positivo.
Y, por supuesto, también pueden desempeñar roles cruciales de mentoría para los más inexpertos, proporcionando orientación, apoyo y transferencia de conocimientos.
Crear una cultura de respeto y equidad, valorando el talento y la experiencia de cada empleado, es importantísimo para construir un entorno laboral inclusivo y productivo.
Como empresas, tenemos la oportunidad de derribar estereotipos y reconocer el valor de las personas por sus habilidades y contribuciones, siendo un agente esencial para promover la diversidad y crear un espacio donde todas las personas, sin importar la edad, puedan prosperar, impulsando así la creatividad, la innovación y el crecimiento conjunto.
Para más información sobre el edadismo y estrategias para combatirlo, puedes consultar los artículos de la Fundación Pasqual Maragall.
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