A la hora de realizar un proceso de selección, debemos elegir la mejor estrategia, aquella que se adapte a lo que la empresa necesita en ese momento. Existen muchas maneras de priorizar qué candidaturas son las más adecuadas, y una de ellas es a través de la selección por valores.
A diferencia de otros estilos de selección, la selección por valores busca por encima de todo que el perfil seleccionado encaje con la cultura corporativa y comparta el propósito de esta.
Se trata de una metodología de búsqueda que facilita la posterior integración de los y las empleadas en el proyecto y, como veremos en este artículo, aporta muchos beneficios tanto a las organizaciones como a las personas candidatas.
Si quieres saber qué es la selección de talento por valores y cómo funciona, te invito a que te quedes y sigas leyendo.
Cuando hablamos de valores empresariales, nos estamos refiriendo a los principios éticos y morales que rigen el comportamiento de una empresa y sus empleados y empleadas en relación a sus clientes, proveedores, inversores, comunidad y medio ambiente.
Estos valores son el reflejo de la cultura y la identidad de la compañía y van desde la honestidad, la integridad y el respeto; hasta la innovación, el apoyo a la diversidad, o el compromiso medioambiental.
En general, los valores corporativos se usan para guiar la toma de decisiones y dirigir las acciones de la compañía, así como para establecer estándares de conducta que el resto de empleados y empleadas deben respetar.
Cuando las empresas tienen unos valores claros y los cumplen, éstas se ganan la confianza y lealtad de los clientes y empleados y empleadas, que ven cumplidas sus expectativas. Lo que, a su vez, impulsa su satisfacción.
Además, unos valores bien definidos y puestos en práctica mejoran la imagen de marca y aumenta la atracción y fidelización de talento.
Eso sí, es importante destacar que los valores empresariales no solo deben ser declarados, también deben ser promovidos y practicados en todas las esferas de la compañía, incluida la alta dirección.
La selección por valores es un tipo de estrategia de búsqueda y evaluación de talento que prioriza los valores personales de las candidaturas por delante de las hardskills. Es decir, que busca que las personas aspirantes a un puesto de trabajo tengan la misma filosofía que la empresa contratante.
A diferencia de otras metodologías, como la búsqueda tradicional, por competencias o por objetivos, la selección por valores enfatiza que los y las profesionales tengan un conjunto de habilidades blandas que estén en línea con la cultura empresarial, su misión y su visión.
No olvidemos que, aunque una persona posea los conocimientos y habilidades necesarias para cubrir un puesto, si esta no siente que está contribuyendo a un bien mayor, las posibilidades de maximizar su rendimiento y motivación son inferiores que si creyera en la causa de la empresa.
Actualmente, los y las aspirantes a un puesto de trabajo no solo buscan un medio con el que ganarse un sueldo. En este sentido, el poder sentirse realizado y satisfecho es una prioridad para la mayoría de los empleados, especialmente los más jóvenes.
Por lo tanto, la selección por valores es una metodología eficaz para aumentar el compromiso de las personas candidatas durante el proceso de búsqueda, haciendo menos probable que se “caigan”, o decidan aceptar otras ofertas de empleo.
Como dato, un informe de Randstad señaló en 2016 que el 35% de las empresas tenían en cuenta los valores de los y las aspirantes en sus procesos de selección. Por su parte, una encuesta de LinkedIn afirmó que el 38% de los candidatos y candidatas consideran los valores empresariales un factor de descarte de ofertas de empleo.
La selección por valores mide cómo los valores personales de cada candidatura encajan con los valores de la empresa. Si hay match, es posible que estemos ante la candidatura ideal.
Por lo tanto, para iniciar este tipo de búsqueda, es imprescindible tener en cuenta tres aspectos fundamentales:
Tener claros los valores corporativos.
Identificar los valores personales de cada candidato o candidata.
Evaluar esos valores y decidir si tienen cabida dentro de la cultura de la organización.
¿Por qué decimos esto último? Porque no siempre el ajuste de valores es lo que más va a beneficiar a la empresa.
En este sentido, podemos tener en cuenta dos criterios a la hora de hacer una búsqueda por valores:
Cultural Fit: este enfoque prefiere a los candidatos que se adecuan a la cultura empresarial al completo. El objetivo es crear una cultura fuerte y homogénea. Sin embargo, al igual que sucede con los equipos poco diversos, esto puede hacer que la empresa se convierta en un ente rígido y poco flexible, lo que podría dificultar la innovación.
Cultural Add: por el contrario, esta perspectiva de contratación no busca un alineamiento de valores al 100%, sino unos valores complementarios que amplíen la visión corporativa. Aunque los valores no sean los mismos, su implementación ayuda a fomentar el cambio y la innovación.
Por último, vamos a repasar cuáles son las ventajas de la selección por valores tanto para empresas, como para los candidatos y candidatas:
Los objetivos y metas corporativas son más fáciles de alcanzar, ya que todo el equipo rema en la misma dirección.
Compartir unos valores únicos mejora el clima laboral, la satisfacción y la motivación laboral.
Sentir que se forma parte de un proyecto con el propósito de alcanzar un bien mayor mejora el bienestar de los empleados y empleadas.
Mayores niveles de motivación, satisfacción y bienestar impulsan la productividad.
El encaje cultural reduce la tasa de abandono voluntario, por lo que disminuye la rotación y, por lo tanto, los costes asociados a ella.
Los profesionales alineados con los valores de la empresa ofrecen mejores servicios, aumentando la satisfacción y lealtad de los clientes.
¿Conocías la Selección por Valores? ¿La utilizas en tus procesos de búsqueda de talento?
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